AUDACES ESCULTURAS DE HOJMAN REVELAN GRAN DOMINIO TECNICO
Lauda Feinsilber – Ambito Financiero, 11 de setiembre 1983
Hugo Hojman (Entre Ríos 1948), arquitecto, obtuvo el Primer Premio de Pintura fundación Arché y el Segundo Premio de Escultura Manuel Belgrano en 1982. En 1998 ganó el Concurso Monumento Barón Hirsch. Diez años más tardes, La Legislatura de la Ciudad Autónoma aprobó por Ley la realización de dicha obra que todavía no ha sido concretada. Participó en 2001 en el Premio Fundación Banco Ciudad y actualmente expone en la Galería de Arte Víctor Najmías (Costa Rica 4688)
Hojman utiliza el poliéster reforzado en obras de carácter
erótico que aluden al cuerpo femenino, tema milenario que lleva al origen de la
vida, a través de un mirada que no hace concesión a armonía alguna. Un erotismo
–en absoluto subyacente- de esa especie femenina que según el poema de Alberto Girri “…no consigue transmitir nada
de cisne…”, “…serpientes que se yerguen antes cada estertor…”, con sus
genitales salientes o pechos turgentes a la manera de jugosos frutos en esas
“Venus Jaguar”, “Jaguar-mujer!, “Venus danzante”, “El nacimiento de Venus”.
Colores vibrantes, una voluptuosidad teñida de cierto sarcasmo, más enfatizado
aún por la inserción de discos compactos, elemento desconcertante y perturbador
que quiebra simétricamente la morbidez de las formas. Este elemento aparece en
sus acrílicos sobre papel y tela que reproducen las formas escultóricas sobre
un fondo con dibujos alusivos a Tikal, Palenque, Atilán, homenaje a culturas
ancestrales.
En síntesis, Hojman revela un gran dominio técnico en sus
esculturas orgánicas, arriesgadas, audaces.
Lauda Feinsilber –
Ambito Financiero, 11 de setiembre 1
LAS PRESIONES DE LA IMAGINACION EN LAS ESCULTURAS DE HUGO HOJMAN
Una muestra en el Centro Cultural Borges destaca su labor.
Aldo Galli© La Nación, Mayo 1998
El escultor entrerriano Hugo Hojman, que también es arquitecto, expone un vasto conjunto de esculturas y algunos dibujos en el Centro Cultural Borges. La muestra abarca el período comprendido entre 1983 y 1998. Como en anteriores oportunidades concibe, ordena y expresa una realidad muy distinta de la que muestra el orden regular de la naturaleza. Su interpretación de las formas humanas suele forjar criaturas de presencia inquietante, cuya monstruosidad alarmaría si no fuese porque el observador sabe que son demasías de la imaginación. Una elucidación de sus formas conduciría a escarbar el terreno más enigmático y subterráneo de la psicología.
En la conformación de esas esculturas, que conjugan lo plástico y lo grotesco con una sensualidad tortuosa, prevalece lo emocional. Su expresividad refleja una inventiva visceral. La figuración brillante, colorida, dramática, es una excusa para manifestar estados interiores. Lo exterior, lo que creemos reconocer y nos conmociona, es en parte la rara asociación que Hojman hace entre lo antromoporfo y lo animal. La obra surge entonces como un puente tendido entre la intimidad y el mundo real. Pero en este recorrido, de carácter liberador, catártico, el artista termina por disolver las formas humanas con su interpretación. No son concesiones a la naturaleza la que a veces permiten reconocer el género de esas figuras, a menudo femeninas, sino revelaciones de la psiquis. Decididamente, una sensualidad deformante preside sus esculturas.
El poliéster es el material elegido para configurar esas fantasías.
Los dibujos reflejan someranamente, en tamaño reducido y sin
pormenores, las ideas previas de algunos trabajos que después aparecen desarrollados en tres
dimensiones.
Aldo Galli© La Nación, Mayo 1998
DEL EXPRESIONISMO ESCULTORICO DE HUGO HOJMAN PLASTICAS
La Prensa 20/4/86
Hojman, además de escultor es pintor. Esto lo lleva a buscar en la tercera dimensión no sólo el modelado sino la calidad volumétrica del color. Conocemos muchas maneras de “hacer escultura”, sea tallando la piedra o el mármol, fundiendo el bronce, soldando piezas metálicas, modelando y modulando, según diversas técnicas, materiales plásticos o similares. Pero dejando de lado su peso específico, nunca es al material al que le incumbe producir los significados. A estos hay que buscarles en otra parte, en la inteligencia y la ingeniosidad de la idea matriz, en la coherencia y la racionalidad de la estructura lingüística. Estos conceptos, solamente esbozados, son confirmados por las esculturas de Hugo Hojman, presentadas en la galería Tema. El material sintético, modelado y luego pintado por este artista, pasa a un segundo plano, se transforma en un fantasma y queda vibrando en el aire la forma, las formas, reiterativas, purísimas de un cuerpo humano redescubierto a una nueva simbología. El cuerpo femenino, recreado, reinventado con extraordinaria fuerza por Hojman se transforma en una metáfora de la simiente. Son cuerpos con cabezas-labios, con miembros seccionados en el punto justo para subrayar la tensión y su dramaticidad.
Hojman es un caso aislado –y para mantener bajo la mira- de nuestra creación: en el convergen emotividad y cálculo, espontaneidad expresiva y un rigor de la concepción escultórica que tiene una raíz que nos atrevemos a calificar de clásica.
La Prensa 20/4/86
ROTUNDIDAD ESCULTORICA EN LA OBRA DE HUGO HOJMAN
Seguro de sus medios, se permite nuevas metáforas en la estrecha posibilidad del volumen. El uso del color acentúa la imagen audaz que desarrolla el artista entrerriano. Buena muestra se exhibe en Tema.
Elba Perez © Tiempo Argentino abril 1986
El arte del siglo XX puede ya calificarse como eminentemente transgresor y esta característica constituye, sin duda, el nexo entre los diversos “ismos” habidos en su transcurso. No obstante un cierto tabú resistió los vientos iconoclastas: sólo lentamente la escultura aceptó la policromía, retomando una posibilidad expresiva obturada y relegada por centurias. Este retorno de forma y color fusionados en un lenguaje volumétrico se ve apoyado también por la adquisición de nuevas materias, entre ellas la resina poliéster. Este material permite policromar desde el interior de la forma, abriendo cauces expresivos inéditos y opuestos a la tradicional estofa.
El entrerriano Hugo Hojman saca partido de tales posibilidades. Si bien se lo conoce también por su actividad pictórica (1er premio Bienal Arché 1982) como escultor piensa y concreta sus visiones. Su naturaleza es eminentemente plástica así como su formación. Alumno precoz de Cecilia Marcovich, se graduó en la Facultad de Arquitectura en 1973. Lleva realizadas tres muestras individuales y recibió distinciones en el Salón Manuel Belgrano (2° Premio escultura, 1983) y premio Fundación Esso (pintura 1983).
Hojman maneja con vigor los elementos provistos por su formación. A partir de ellos crea un mundo personal, cuyo eje es la figura femenina. Sabe imbricar el esquema anatómico en una distorsión expresiva de alto voltaje. La posesión de la forma, la certeza del volumen atrapado admiten su lanzamiento hacia metáforas bien audaces que el color nunca referencial sino en función estética y paródica, acentúa singularmente. Son de especial interés aquellas piezas en las que Hojman inscribe la totalidad en la forma serpentinata, a la que imprime tensión y dinamismo casi abstractos. La metamorfosis que prodiga así como las licencias a las que se atreve, certifican sus grandes condiciones en el terreno de la escultura.
Elba Perez © Tiempo Argentino abril 1986
EL ESCULTOR HUGO HOJMAN
Aldo Galli © La Prensa 4 de diciembre de 1983
Las relaciones entre el artista y su tiepo suelen reflejarse en su obra, circunstancia que no es ajena a la labor desarrollada por Hugo Hojman, cuyas esculturas y pinturas se exponen en la galería Tema. Así podrá comprobarlo quien observe la exaltación que domina esos trabajos, presididos por una concepción escultórica esencialmente espacial, pero también, esencialmente cromática, en la que el color tiende a resolver el signo y a destacar las formas. Los datos de la realidad sensible son interpretados y se convierten, por vía de la subjetiva manera que tiene el artista de encararlos, en un recurso expresivo. A la manera de los más exacerbados cultores del expresionismo, Hojman exalta las formas de un modo en cierta medida caricaturesco: a la manera de los “fauves”, aplica apasionadamente el color, a la manera de los superrealistas, de deja arrastrar por un ímpetu interno, que mucho tiene que ver con el coro inconsciente de lo humano. De ahí que su labor participe a un tiempo de las características que definen a un sentido contemporáneo de la escultura, proclive a la manifestación grotesca, que el color encendido y el gesto amplio coadyuvan a destacar. No significa esto que esa exasperación de los valores formales limite el mérito de su labor. Se trata simplemente de señalar características distintivas muy notorias, que son el resultado de la libertad de acción y de vida que permiten las conquistas del arte moderno. No obstante hay cierto primitivismo hirviente en esas esculturas, referidas a la figura desnuda de la mujer, planteada en todos los casos con una sensualidad inquieta y dramática. No hay sin embargo formas obligadas o de sujeción a tal o cual modelo, sino más bien a una absoluta libertad, sustentada por un sentido disonante de la armonía, que responde a una necesidad interior manifestada sin eufemismos. El aspecto distorsionante de la imagen alude a fuerzas vitales de ritmo inestable, que hacen aflorar voces ocultas con una fuera plástica que expresa las tensiones del inconsciente.
Hugo Hojman que nació en Entre Ríos en 1948, es también Arquitecto.
Aldo Galli © La Prensa 4 de diciembre de 1983
ESCULTURAS Y PINTURAS DE HUGO HOJMAN
UNA EXPOSICION DE PROBADA CAPACIDAD.
Jorge Feinsilber © Ambito Financiero, 22 de abril de 1986.
Desde 1960, año en que inició sus estudios con Cecilia Marcovich, en 1967 que participó en el “Salón Nacional”, 1968 su primera exhibición individual en “Van Riel” y una muestra en el “Mercado del Arte” hasta que en 1973 al obtener su título de arquitecto con estudios paralelos en Nueva York y países de Europa, recordamos que hubo un largo paréntesis en su actuación artística.
Recién en 1980 fue seleccionado por la SAAP en la ”Promoción de Jóvenes” y varias participaciones en colectivas de Buenos Aires, hasta que se le otorgó el “Primer Premio de Pintura” en la “Bienal Fundación Arché” recién, creemos que entró de lleno a tener su principal preocupación el territorio artístico y aquí en Tema, rinde para nosotros (expresamos cuando fuimos consultados varios años atrás nuestra disconformidad y no coincidencia con sus experimentaciones pictóricas) un verdadero examen de probada capacidad dentro de un escaso conjunto d obras muy personales. Aunque ya lo había acreditado con el 2° Premio de Escultura “Salón Manuel Belgrano” y particularmente en la “Venus Reclinada” presentada en el “Premio Fortabat” 1984, Museo Nacional y ahora formando parte de la muestra.
Hugo Hojman consigue una singularidad expresionista con indudable necesidad vigorosamente abstractiva.
Trabaja como le es habitual en poliéster reforzado, técnica a la que adosa la coyuntura arriesgada y tremendamente atrapante de colores aventurados, osados, que refuerzan notablemente sus imágenes atrevidamente estructuradas.
Sin duda hace lo que siente, forzando gran dominio de experimentación en su técnica y demostrando que no es lo mismo para la creación, trabajar con un tesón condicionado a convencionales figuraciones obteniendo en los cuerpos nada más que armonías. Modifica constantemente el repertorio morfológico ocasionando la apariencia de perversiones a veces impregnadas de erotismo cáustico, modelados sarcásticos hasta el mordicante humorismo.
Todo ello se refleja asimismo en la técnica mixta “Luchadora” que aparecen como los bocetos de sus estimables casi corrosivas esculturas en diversas obras con diferentes procedimientos.
Nuestro respeto escultor Hojman, sentimos que no volveremos a dudar de sus condiciones artísticas mientras ostente un ritmo semejante. Sobre todo cuando nos enfrentamos con “Luchadora I” y “Luchadora II” (poliéster reforzado con color) inquietud para los contempladores y para nosotros los que experimentamos verdadera emoción ante piezas plenas de sentido y sentimientos.
Jorge Feinsilber © Ambito Financiero, 22 de abril de 1986.
EL INSOLITO ENCANTO DE LA REALIDAD
En el Centro Cultural Borges se puede visitar una exposición que enriquece el panorama artístico local: Esculturas de Hugo Hojman
Eva Grinstein © El Cronista 6 de mayo de 1998
Las esculturas de Hugo Hojman exigen ser recorridas. Realizadas en resina poliéster reforzada, las piezas de Hojman delinean un universo de voluptuosidad abstracta, solo ligeramente antropomorfa. Mirar y no encontrar lo previsible, lo seguro, es un ejercicio que las Obras de Hugo Hojman posibilitan. Sus esculturas están demasiados abiertas como para dejarlas pasar.
Eva Grinstein © El Cronista 6 de mayo de 1998
HUGO HOJMAN
Jorge López Anaya -40 escultores argentinos
Escultor, pintor y arquitecto, Hugo Hojman parece imponerse un tema a través de múltiples variaciones en su obra: el cuerpo humano. Cuerpos femeninos acéfalos generalmente, de senos turgentes, mutilados sus miembros, afectados por enervantes y misteriosas acciones, constituyen el principal campo de investigación del artista.
La persistencia de estas visiones del cuerpo humano pudo verificarse en las muestras individuales que Hugo Hojman realizó en 1983 y 1986 en una Galería de Buenos Aires. En todas las esculturas expuestas materializó los problemas del cuerpo en posiciones o situaciones muchas veces enigmáticas o sin sentido explícito.
Escultóricamente estos cuerpos instalados en el espacio no dejan de ser concepciones crueles, de una crueldad que no excluye lo poético. Quizás esta desviación del sentido de produzca tanto por la retorización de los aparentes martirios impuestos los personajes, como por los ocultamientos de la angustia frente al exceso d agresividad latente. Cada imagen parece connotar conflictos emergentes de las profundidades del inconsciente que presentan otros enigmas más complejos para el contemplador.
Estas esculturas de cuidadosa elaboración, presentadas con materiales de moderna tecnología y colores casi tímbricos, de realización lenta y trabajosa que se inicia con el tradicional modelado en arcilla –y las posteriores etapas hasta su vaciado en poliéster reforzado-, desafían las reglas y convenciones del discurso clásico de la escultura figurativa que tiende a privilegiar la razón en detrimento del deseo.
En su investigación del cuerpo, Hojman se presenta como un escultor de hoy: remite con sus imágenes a lo universal de la condición humana, al nacimiento y la muerte, a la sexualidad, a la animalidad. Se coloca en las antípodas del naturalismo ingenuo y no habla de las categorías habituales de su arte, aunque no desdeñe algunas tradiciones formales.
Desde esta posición no naturista ni abstraccionista. Proyecta los enigmas centrales de su discurso desde el espesor de la sociedad tecnológica –la violencia moderna-, y muestra encubriéndolas las fuerzas que emergen de las profundidades psíquicas de los héroes solitarios u oprimidos de nuestra época a quienes se les ha impuesto el destino. Hojman, no en vano los ha escogido como símbolos predilectos.
Jorge López Anaya -40 escultores argentinos-Ediciones Actualidad en el Arte Pag.69
ARTE
HUGO HOJMAN – CENTRO CULTURAL BORGES
“Escultura y dibujos” es el nombre de la muestra en que Hugo Hojman presenta realizaciones del período 1983-1998, seleccionadas por el prestigioso crítico y curador Samuel Paz según la originalidad y el particular tratamiento del tema central.
La ironía y el humor sobrevuelan cada obra: además, en ellas las confrontaciones y las inquietantes formas femeninas son motivos suficientes para movilizar al espectador.
Las esculturas, de poliéster pigmentado con colores tímbricos que realzan la unidad temática mencionada, están acompañadas por los bocetos de estudio originales, ilustradores del nacimiento cada una de ellas.
REVISTA RONDA Aerolíneas Argentinas, Mayo 1998
DEL EXPRESIONISMO ESCULTORICO DE HUGO HOJMAN
Albino Dieguez Videla, La Prensa , abril 1986
Hojman, además de escultor es pintor. Esto lo lleva a buscar en la tercera dimensión no sólo el modelado sino la calidad volumétrica del color. Conocemos muchas maneras de “hacer escultura”, sea tallando la piedra o el mármol, fundiendo el bronce, soldando piezas metálicas, modelando y modulando, según diversas técnicas, materiales plásticos o similares. Pero dejando de lado su peso específico, nunca es al material al que le incumbe producir los significados. A estos hay que buscarles en otra parte, en la inteligencia y la ingeniosidad de la idea matriz, en la coherencia y la racionalidad de la estructura lingüística. Estos conceptos, solamente esbozados, son confirmados por las esculturas de Hugo Hojman, presentadas en la galería Tema. El material sintético, modelado y luego pintado por este artista, pasa a un segundo plano, se transforma en un fantasma y queda vibrando en el aire la forma, las formas, reiterativas, purísimas de un cuerpo humano redescubierto a una nueva simbología. El cuerpo femenino, recreado, reinventado con extraordinaria fuerza por Hojman se transforma en una metáfora de la simiente. Son cuerpos con cabezas-labios, con miembros seccionados en el punto justo para subrayar la tensión y su dramaticidad.
Hojman es un caso aislado –y para mantener bajo la mira- de nuestra creación: en el convergen emotividad y cálculo, espontaneidad expresiva y un rigor de la concepción escultórica que tiene una raíz que nos atrevemos a calificar de clásica.
Albino Dieguez Videla, La Prensa , abril 1986
AUTENTICIDAD CREATIVA
Albino Diéguez Videla © La Prensa 29 de julio 1990
Desde abril de 1989, no veíamos obras de Hugo Hojman, un escultor singular que trabaja con serena pasión y en cada muestra suya participas avances de una autenticidad incontrovertible. Es difícil encasillar –si esto fuera absolutamente necesario- a Hojman dentro de una tendencia, y no es aventurado afirmar que ha creado una en la disciplina que frecuenta. No recordamos antecedentes semejantes al suyo así rastreemos en nuestra memoria autores y lugares. Quizá en su audacia cromática tenga el escultor algo de la audacia de Miró, quien hacia el final de su existencia coloreó “monigotes” con independencia semejante. Pero esta es una comparación muy sutil, una asociación íntima, casi un pálpito.
Hugo Hojman toma a la imagen femenina como desencadenante de una búsqueda a la que convergen pasado y presente, pero el resultado nunca es un remedo, un eslabón entre historia y cultura, se percibe como un acto de solitaria independencia. Los hallazgos del escultor deben estar en la arcilla, prototípica, la cual sustenta a las masas de poliéster coloreado. El resultado es de una gran depuración.
En un momento en que la gran mayoría de los escultores jóvenes ha elegido el camino de un informalismo arcano o de una apertura hacia la escenificación, Hojman rescata la idea primera de la noble disciplina: dar en el volumen la convergencia espacial.
Expone en la Galería Tema
Albino Diéguez Videla © La Prensa 29 de julio 1990
ESCULTURAS QUE PARECEN NACER A BORBOTONES
Alberto Giudici © Clarín, 25 de Abril 1998
Es un inquietante universo de cuerpos femeninos sin cabeza, de sólida robusta genitalidad e inmensos pechos avanzando como faros que iluminan el camino de su condición vital .
Las esculturas de Hugo Hojman –realizadas en poliéster reforzado y policromadas con intensas combinaciones de color- son corporizaciones que parecen remitir a la condición primera y primigenia del ser, algo larvado que luego desplegará en la naturaleza femenina su propia plenitud.
Nacido en 1948 en Victoria, Entre Ríos, Hojman realizó su primera muestra individual de pinturas en la Galería Van Riel en 1968, pero fue a partir de 1983 cuando mostró una firme vocación escultórica y un camino que no ha abandonado desde entonces, logrando la integración de lo espacial y lo pictórico con una absoluta libertad de procedimientos.
Ahora, después de un paréntesis de casi ocho, exhibe en el Centro Cultural Borges una decena de nuevos trabajos y, con buen criterio, una selección de sus muestras anteriores. No se siente, sin embargo, estar frente a una retrospectiva sino al enhebrado de una suite temática, casi coral, que sigue teniendo como eje vertebral en cuerpo humano. Moverse entre las esculturas de Hojman es recorrer una constelación en donde todo palpita y se agita compulsivamente, naciendo desde algunas Venus reclinadas, de formas mórbidas, como medusas sensuales, pulsando hacia arriba con atávica fuerza que se vuelven guerreras, amazonas, vigías.
Algo que nace
En todo sentido, Hugo Hojman es un artista solitario, absolutamente original. La voluntad formal de trabajar el espacio, la calidad pictórica con que lo colorea de modo agresivo, no parece resultar de lo que en otros artistas podría ser la carrera de un escultor por perfeccionar su lenguaje y dominar sus recursos expresivos. Las figuras de Hojman aparecen, en cambio, como un producto, el resultado de algo que nació pujando a borbotones desde algunos oscuros rincones del inconsciente, emergiendo misteriosamente, y que encuentra en el artista un médium, un chamán, un elegido, capaz de leer o interpretar esos signos esenciales y de darles forma en el espacio.
Aquí es, recién, donde aparece el Hugo Hojman escultor, en plena posesión de sus recursos técnicos y estilísticos. En las obras más recientes asoma lo que parecería ser el comienzo de una serie de Venus –jaguares y Venus con serpientes, aportando otra dimensión, casi mítica, su producción. Figuras reptantes, en medio de la disolución formal y la violenta síntesis cromática, prefigurando nuevos mundos que como en una secuencia inconclusa, Hugo Hojman desde su condición chamánica, seguramente irá develando.
Alberto Giudici © Clarín, 25 de Abril 1998